Entrevista con Juliana Montesino y German Conde de la banda Valium

Por: Jesús Córdoba (Metal to the Bone) y Karen Ortiz (Paroxis Histérica)

A través de la alianza del blog con el podcast Paroxis Histérica, se tuvo la oportunidad de hablar con Juliana Montesino y German Conde, integrantes de la banda Valium (hardcore crust y grindcore, con una fuerte influencia desde los sonidos del metal) de Ibagué, Tolima. Juliana es la vocalista y la encargada de la base de la banda como bajista, y German es el que encamina el sonido del grupo como guitarrista; con los dos se abordó el tema del conflicto armado colombiano, su impacto diferencial sobre las mujeres colombianas, la memoria histórica a través de la música y su componente político, la historia detrás de algunas de las canciones de Valium y mucho más.

Valium en vivo – Fotografía de Alexis Agudelo Mejia

Ser punkero, hardcorero o metalero en Colombia tiene diferentes connotaciones dependiendo del lugar al que se quiera hacer mención, así nos lo ha hecho saber la violencia producto del conflicto armado interno (listas negras, limpieza social, violencia paramilitar, etc.). ¿Cómo ha sido la experiencia de ustedes, como parte de estos espacios de contracultura o alternativos, en torno al conflicto armado? ¿Han sido víctimas, de alguna manera, de este conflicto en razón de su pertenencia a estos espacios o conocen casos de este tipo?

German: Creo que casi todo el mundo ha tenido un contacto, directo o indirecto, con el conflicto armado. Al estar en Valledupar, la mayor influencia lírica fue todo el conflicto y postconflicto. De hecho, la canción ‘Postconflicto’ que escribí en ‘Guerra Napalm’ habla de la falsa desmovilización paramilitar y cómo legalizaron ese tipo de cosas, y lo que luego fueron las bandas criminales que empezaron a manejar ya no solo en el campo, sino en la ciudad los mismos hechos delictivos de sicariato, secuestro, extorsión, venta de drogas. El ambiente de Valledupar es bastante pesado, una de las razones por las que nos fuimos es porque la violencia le estaba tocando a las ciudades aún más. Valledupar pasó de ser súper tranquila a estar asediada por los paramilitares desmovilizados y para mí eso ha tenido mucha influencia a la hora de escribir canciones como ‘Plomo’ o ‘Warboy’.

En el Tolima lo que sucede es que ha habido un conflicto armado desde la creación de las FARC y ha sido uno de los departamentos más golpeados por esa situación del otro bando. De todas formas, acá en el interior sí ha sido mucho más fácil moverse y ser parte de eventos que tengan una finalidad de posición política, no solo frente a la guerra sino a la violencia de género, al rechazo de implementación de planes de extractivismo minero o de multinacionales. Cuando las cosas se han puesto pesadas en Colombia, ha sido difícil. Yo tuve un episodio el año pasado, con el Paro Nacional, tomándonos las calles con manifestaciones musicales y estar ahí con Valium apoyando, y sucedió que, de un momento a otro acá, cuando hubo una protesta frente al Plan Metropolitano de la Policía, empezó una “cacería de brujas” y me interceptaron los policías, algo intimidante porque me hicieron entrar en un carro de ellos, con los cascos puestos, diciendo que no querían que el colectivo del que hago parte o las bandas de las que hago parte hicieran protesta contra la policía… tal vez lo decían por la letra de ‘Chulavita’ que es una de las canciones que va en contra de la policía. Fue algo feo no solo para mí, sino para otras personas que hacen parte del colectivo.

Son altas y bajas, dentro de la misma escena se tratan de hacer toques y parches seguros donde uno pueda manifestarse de esa manera con la música, y que otras bandas también tienen esa influencia de hablar del conflicto armado, es una memoria histórica que hace que su participación en el conflicto sea como víctima o como observador, como alguien que ha estado ahí o que narra las vivencias de sus padres y abuelos. Entonces es bastante la influencia que ha tenido el conflicto en las letras, sobre todo del punk en Colombia.

«Lo artístico, lo político y lo cultural siempre deben tener ese ideal de visibilizar y de incomodar, porque no le veo la gracia de hacer música solo por hacerla»: Juliana Montesino

Teniendo en cuenta el contenido político de Valium y el contexto colombiano, ¿qué decirles a aquellas personas que a día de hoy piensan que la música y la política no deben mezclarse, que la música debe ser apolítica? ¿Por qué creen que es importante abordar una crítica política de la guerra y la violencia desde el arte? 

Juliana: Es algo necesario. Lo artístico, lo político y lo cultural siempre deben tener ese ideal de visibilizar y de incomodar, porque no le veo la gracia de hacer música solo por hacerla. Siempre pienso que debe existir un objetivo y, además, visibilizar lo que vivimos a diario. Más allá de tener una postura política, es necesario mostrar la realidad en la que está el país, por eso el punk colombiano ha impactado tanto a nivel internacional, ha logrado tener un sonido propio y un discurso propio porque, como en ninguna otra parte del mundo, el punk se basa en el discurso del conflicto y de la violencia. Eso ha llevado a que existan géneros como el “punk Medallo” que es tan reconocido a nivel internacional, y el mismo discurso lo ha llevado a tener ese reconocimiento.

La música siempre debe expresar algo, no solo la música es por hacerla o para que suene en una fiesta; es necesario mostrar a través de lo artístico la realidad. También es una válvula de escape porque al final todos hemos sido víctimas de esto, es una forma de escapar de la realidad y la música también ayuda a eso, a desestresarse, a cambiar un rato de ambiente. Todo tiene una reacción, la música cuando la gente la empieza realmente a valorar y a escuchar, ahí es cuando cumple su objetivo porque todos tenemos claro que con el punk nunca vamos a cambiar el mundo porque es imposible, pero cuando una persona te dice: “yo escuché tu canción y me parece genial. Comparto la idea”, se logra el objetivo de lo que uno quiere. Al final uno sabe que no va a ser una estrella de rock o Shakira, o va a tener un grado de difusión así, pero sabemos que la música está llegando a otras partes y con un contenido que vale la pena, un contenido que es la memoria histórica del país.

A través de los diferentes géneros que se están dando en la música extrema, en Colombia, se está retratando más que nunca el conflicto armado del país. La música siempre debe tener un discurso y una postura política, porque esa es la idea.

German: La memoria histórica se va creando a través de la información que uno trata de dar en la música, porque acá en Colombia medios de información serios casi que están extintos. Si bombardean a los niños en el Putumayo, las noticias lo que van a informar es que eran guerrilleros así tuvieran nueve años. Hay muchas bandas que escriben, no solo de ese suceso puntual, sino de todos los sucesos que crean ese conflicto de las violaciones, de los “falsos positivos”, de los crímenes de lesa humanidad perpetrados tanto por el paramilitarismo como por la guerrilla, la policía o los militares que es una misma vaina, todos mamando de la teta del narcotráfico, porque como explicamos en una nueva canción que va a salir, esto es una “drogocracia”, es un “narco-estado” y no es el único.

Finalmente es información que le puede llegar a unas personas que compartan con uno lo expresado, porque si el punk cambiara el mundo, ya lo hubiera hecho hace 40 años que existe. ¿Cuánto lleva cantando Fértil Miseria, I.R.A. y La Pestilencia de este mierdero? Y en realidad los cambios sociales de pronto están más allá de lo que puede ser un movimiento cultural, sino que tiene que ser un movimiento social y político, porque la política es lo que rige esta forma de dictadura que es la democracia y hay que estar recordando lo que pasa. Y también es una válvula de escape. Una de las razones por las que la gente en Colombia mantiene deprimida es por esa realidad tan cruda y si uno no tiene una válvula de escape, sería un poco más difícil de sobrellevar. Es muy importante el contenido político, sin generalizar ahora porque en estos momentos todo lo quieren hacer ver como político sin necesariamente serlo y eso lleva a una mordaza y a una pseudo libertad de expresión que no me parece.

«A través de los diferentes géneros que se están dando en la música extrema, en Colombia, se está retratando más que nunca el conflicto armado del país. La música siempre debe tener un discurso y una postura política»: Juliana Montesino

¿Cómo hacen para privilegiar un tema sobre otro y cómo definen esas letras específicas para cada trabajo, ese proceso creativo para canciones como ‘Chulavita’?

German: No hay un proceso de selección de lo que vamos a hablar en un álbum o en una canción. No es que tengamos muchas letras escritas, simplemente si alguien tiene la idea de escribir, porque el baterista también ha escrito y compuesto canciones completas, se está en la libertad de hablar de lo que quiera. Ahora con el álbum que se está haciendo, se trata de componer primero la música. Nosotros hemos tenido una variedad porque no es que seamos una banda netamente de crust punk, me gusta también el metal y otro tipo de géneros, y he tratado de hacer la música y ya después están los temas que son muchos, porque no solamente está el conflicto sino también diversas formas de una visión sombría de la vida con tanta vaina que hay. Hablamos de las drogas también, de las pandemias que han surgido, de cuestiones emocionales, de suicidio. A mí me gusta escribir y cuando me viene un tema, tratamos de adaptarlas, Juliana trata de pulirlas para que le queda un poco mejor para decirlas y cantarlas

Juliana: Mi proceso musical se basa primero en la música y luego si montamos la letra. Escribo conforme a la situación en la que me encuentro, hay canciones que he escrito o que simplemente se me viene la idea, estando en la calle viendo algo. Así fue con el disco ‘Animales’, fue un momento en Ibagué donde empecé a ver tanto animal en la calle, tanta violencia e ignorancia de las personas frente a los animales que decidí escribir sobre ellos. Nadie escribe sobre ellos entonces hay que darles un pedacito de voz. También la canción ‘Desposeído’ que va a salir en este último álbum que grabamos, estaba también en Ibagué haciendo fila para entrar a un banco (no recuerdo muy bien), llegó un habitante de calle a pedir limosna y nadie le prestaba atención, es como si fuera un fantasma, hablaba y todos lo ignoraban, y en ese momento se me vino a la cabeza que tenía que escribir eso. Los momentos y las oportunidades se dan así, en la realidad y en el día a día.

También trato de que las canciones no se cierren a un solo tema sino que también hay canciones que he escrito para que lleven un mensaje positivo a la gente porque, como ustedes entenderán, el tipo de música que hacemos no es muy accesible al oído de todas las personas, entonces así fue como escribí ‘Resistir’, en un momento de mi vida en el que estaba bastante deprimida, entonces traté de hacer todo lo contrario: escribir un tema que enalteciera esas ganas de vivir y de poder hacer las cosas y salir adelante a pesar de las dificultades. No hay una única fórmula, siempre el entorno influye mucho, sobre todo en escribir las letras, y con la colaboración de todos para aportar, arreglar o mejorar algo. También ‘Satanic Crust Punk’ fue una canción que escribí porque teníamos muchos temas, pero ninguno sobre “el parche”. Era decir que no somos satánicos, pero para la sociedad si lo somos por el simple hecho de vestir de negro, llevar muchos taches y todo lo visual. Siempre trato de resaltar cosas que muchas veces pasan desapercibidas, eso podría decir en cuanto a la composición. 

Cuando componemos, compartimos las ideas, tratamos de adaptarlas para crear algo definitivo. No hay una fórmula o que nos pongamos reglas para crear o componer. Simplemente hacemos lo que sentimos, tanto lírica como musicalmente.

«Los cambios sociales de pronto están más allá de lo que puede ser un movimiento cultural, sino que tiene que ser un movimiento social y político, porque la política es lo que rige esta forma de dictadura que es la democracia y hay que estar recordando lo que pasa»: German Conde

Juliana Montesino – Fotografía de Colectivo su Versión

Sobre la canción ‘Vientre’, ¿nos pueden contar quién la escribió y cuál fue esa motivación o construcción de ese tema?

Juliana: Yo escribí la letra y la parte musical sí estuvo a cargo de German y de Carl. Primero German me dijo que tenía unos riffs y yo hace tiempo tenía la idea de querer escribir una canción específicamente para alguien. Esa canción la escribí para una profesora de la Universidad del Tolima, ella es una persona de admirar, es increíble e hizo parte del proceso de Valium con lo que fue el Centro de Memoria y Proyección Musical, nos ayudó demasiado en muchas cosas. También nos hizo un gran obsequio que fue la caja de luz de revelado para serigrafía. Ella fue docente mía, entonces la canción nace con la intención de hacerle una oda o alabanza a ella, porque ella es una mujer feminista, le gusta involucrarse mucho con toda la cuestión de la igualdad de género y los derechos de las mujeres, de toda la comunidad LGBTI, entonces fue como esa idea de mostrarla porque ella es como una madre de muchos, de enaltecer el papel de ella y de resaltar obviamente la importancia de la mujer en una sociedad que es abnegada y que todavía no acepta que nosotras somos básicamente el eje de la sociedad porque somos las dadoras de vida, somos madres. Es un tema que hasta hace poco se han venido resaltando.

Muchas chicas me han dicho que se han sentido muy identificadas, incluso me han dicho que lo toman como un himno feminista. Yo no me considero feminista porque me falta mucho para ser feminista, creo mucho en la igualdad y la equidad de género.

German: Comparto las ideas de la profesora Jenny porque ha sido fundamental en la historia de Valium y de la vida artística de mucha gente de diferentes géneros y de apoyo a la mujer en la parte cultural, no solo en la música sino en el teatro, la danza y en la movida independiente de la ciudad, sobre todo con las personas de muy poco privilegio. Fue un apoyo para nosotros, no solamente al ser parte del Centro de Memoria y Proyección Musical… nos regaló la oportunidad de aprender acerca de la serigrafía, lo que nos ha permitido movernos mucho para hacer el merchandising de la banda y también para tener algo de emprendimiento, que hoy todavía lo seguimos aplicando. De ahí le enseñé al baterista parte de la serigrafía, logrando sostenerse en esta época difícil de empleo en Ibagué y también se motivó para explotar partes artísticas del grupo, de tatuajes. Todo ha sido una cadena de oportunidades.

En el punk, en el power violence, ha sido más notoria la participación de las mujeres en las bandas que lo que se puede ver en otros géneros extremos; no es que sea un privilegio, pero de una u otra manera están más motivadas y el espacio es un poco más abierto. De igual forma sigue habiendo mucha misoginia y violencia, pero si lo comparamos con el metal, éste es mucho más regido por los hombres. Es interesante la participación que tienen las mujeres en este tipo de género musical. 

«Es muy difícil que la mujer pueda llegar a tener una independencia total de lo que es la sociedad y sobre todo acá en el conflicto en Colombia porque al final siempre nosotras, ya sea como madres, hijas o hermanas, nos va a tocar la violencia y no solo la del conflicto armado, sino también de las desapariciones de las mujeres que luego amanecen violadas o empaladas, niñas menores de edad, bebés»: Juliana Montesino

¿Qué opinan frente al impacto diferencial que la guerra tiene sobre las mujeres en Colombia (tratamiento de los cuerpos de las mujeres como territorios de guerra, violencia sexual contra las niñas de parte de militares, etc.)?

Juliana: El cuerpo de la mujer siempre va a ser un “botín de guerra” porque siempre se va a tratar de dar esa dominación del hombre sobre la mujer, porque nosotras al ser siempre concebidas como el género débil o el sexo débil, siempre va a recaer sobre nosotras ese tipo de violencias. También el hecho de que la parte sexual tiene mucho que ver ya que a estas alturas de la vida la hipersexualización del cuerpo de las mujeres es algo latente. Es una forma de violencia, de ganar en ciertos aspectos. Por ejemplo, lo que pasó con la violación de la niña indígena por varios militares que al final, según los medios, lo que terminó pasando fue que la mala del paseo fue la niña que dio pie para que esa cantidad de tipos hicieran lo que se les diera la gana con ella, que porque ella estaba en tal parte.

En Colombia, y en Latinoamérica, la violencia contra la mujer sigue siendo algo latente y evidente, y más en estos países donde el conflicto armado no solo es violencia en cuanto a matanzas y masacres, sino también la violencia simbólica. La mujer siempre va a estar relegada mientras sigan esas formas de dominación que son tan arraigadas en nuestra sociedad. Nosotras sí hemos podido avanzar en cuanto a reconocimiento, en cuanto a empoderamiento en ciertos aspectos, pero al ser tan hipersexualizadas, incluso por nosotras mismas por el hecho del merchandising de todo el comercio, de la globalización en general, se basa muchas veces en lo que es la imagen de la mujer. Entonces mientras sigamos esa misma línea, nunca se va a ver un cambio, es muy difícil que lleguemos a ver a la mujer de otra forma, no solo en esos aspectos sino en otros tan básicos en las mismas escenas cuando las mujeres somos celadas, mal vistas por el solo hecho de andar con hombres o tener amigos hombres, porque eso también ocurre y yo lo hablo desde mi lugar de enunciación porque me ha pasado. El hecho de hacer música solo con hombres hace que la gente crea que uno va como la groupie o buscando manes. El que uno quiera hacer cosas, al igual que los hombres, ya se ve de otra forma, y en las escenas todavía pasa.

Faltan muchísimos pasos, años y avances sociales, políticos, ideológicos y económicos para que nosotros tengamos realmente una sociedad equitativa entre los géneros porque no solo es igualdad, también es algo que debe ser equitativo. La guerra en Colombia tiene mucho que ver con los cuerpos femeninos. Cuando estaba en la universidad, tuve la oportunidad de ir a Caquetá y conocimos un grupo de mujeres exprostitutas que nos comentaban como sus cuerpos se habían convertido en esos territorios de guerra porque no podían estar con un actor armado u otro, porque podían ser asesinadas. Ni siquiera las prostitutas tienen el libre albedrío de vender su cuerpo a quien se les dé la gana, pues vemos que los grupos armados también quieren mandar sobre eso. Pude ver el proceso de ellas de cómo lograron salir de la prostitución a través de otras organizaciones, a través de aprender a hacer embutidos cárnicos, y siendo ellas el testimonio de todas esas situaciones que habían pasado allá donde se ven todo tipo de grupos armados. Viendo como incluso desde organizaciones extranjeras, ni siquiera colombianas, lograron salir de esto.

Es muy difícil que la mujer pueda llegar a tener una independencia total de lo que es la sociedad y sobre todo acá en el conflicto en Colombia porque al final siempre nosotras, ya sea como madres, hijas o hermanas, nos va a tocar la violencia y no solo la del conflicto armado, sino también de las desapariciones de las mujeres que luego amanecen violadas o empaladas, niñas menores de edad, bebés. Es muy difícil no culpar a los hombres porque si ustedes ven, también el porcentaje de los daños que hace la sociedad con respecto a ese tipo de cosas pues las hacen solo los hombres. Es muy raro una noticia de que una mujer viole a un hombre, lo mate o lo desaparezca. La mayoría del problema sí está en los hombres, es algo muy evidente. Eso es lo que pasa con respecto a nosotras.

¿Han pensado escribir canciones sobre el feminicidio o sobre la problemática que tenemos que enfrentar las mujeres y las niñas?

Juliana: Claro que sí. Yo pienso que en un futuro sí puede ser algo muy importante en la visibilización de la mujer como víctima de la violencia. No lo he hecho realmente porque ya he tenido muchas ideas sobre escribir de estos temas, pero realmente lo he evitado porque en estos momentos pienso que con las organizaciones o grupos feministas es muy difícil coincidir o llegar a un buen acuerdo porque hay chicas que piensan o se desvían mucho de la idea de lo que es el feminismo, por eso yo no me considero feminista porque me falta mucho y no me puedo polarizar en una organización o en un grupo ideológico. Son temas muy delicados y ya he tenido ciertos encuentros con chicas de ciertos grupos que les dicen cosas a uno: “tú deberías hacer esto”, y yo no debería, yo simplemente hago lo que pienso. Por eso he tratado de evitar el tema en estos momentos, pero mi idea es poder llegar a dar voz y a visibilizar también el papel de la mujer en la sociedad actual.

German Conde – Fotografía de Alexis Agudelo Mejia

¿Cómo los ha recibido la escena crust punk y grindcore en las ciudades en donde han estado?

German: La mayoría de veces, por no decir todas, ha sido muy ameno. Hemos tenido la oportunidad de estar en muchas ciudades de Colombia, y no solo en esta escena crust punk y grindcore sino en un ambiente un poco más diverso, ha sido muy gratificante poder compartir y socializar y conocer otras bandas que son muy buenas. Siempre ha sido motivante y satisfactorio poder difundir la música, poder compartir ideas y retroalimentar con las visiones que uno tiene y de hacer este intercambio cultural con las escenas de diferentes ciudades. Ha sido muy bueno y divertido.

«Las cosas han cambiado un poco, pero al principio acá en Ibagué se veían críticas peyorativas porque los hombres se sentían inseguros cuando las mujeres tocaban, se sentían algo incomodos, no querían bajar su falso nivel de superioridad no sé en cuanto a qué. Eso ha dejado de pasar bastante»: German Conde

German, mencionabas como las escenas punk y hardcore han tenido mayores aperturas con la participación de las mujeres, mientras que el metal es un poco diferente. ¿Encuentran diferencias importantes entre unos públicos y otros?

German: Es que el punk es totalmente diferente, no es pretencioso en ser prodigioso o el guitarrista más áspero de todo el mundo, no es pretensioso en su hedonismo, porque de una u otra manera la temática del metal es algo diferente. A pesar de que no somos una banda convencional de punk, en estos momentos con tanta diversidad de sonidos, a mí no me importa qué género estamos tocando. Pero si es un poco más relajado. Las cosas han cambiado un poco, pero al principio acá en Ibagué se veían críticas peyorativas porque los hombres se sentían inseguros cuando las mujeres tocaban, se sentían algo incomodos, no querían bajar su falso nivel de superioridad no sé en cuanto a qué. Eso ha dejado de pasar bastante.

Juliana: Al principio, cuando recién nos estábamos dando a conocer, la idea de nosotros era tocar en todo lado para darnos a conocer en todas las escenas. Me pasaba que llegaba y la gente pensaba que yo era la groupie, ya me han hecho varias veces el comentario después de bajar del escenario: “yo pensé que tú venías solo a acompañarlos a ellos”. Una vez nos pasó que unos manes, después de que me bajé, me dijeron lo mismo y me empezaron a gastar trago, todos emocionados los manes.

La escena del punk en Colombia es una red muy áspera porque si hemos visto como las chicas se han empoderado de la escena, ahora más que nunca es cuando he visto más bandas donde participan las chicas y no solo haciendo música sino haciendo otras cosas como ropa, accesorios, dibujos, tatuajes y muchas otras cosas que también aportan a la escena del punk. Eso es una forma de mostrar como gracias al punk muchas chicas han logrado tener una visión diferente de la vida. Cuando nosotros nos presentamos la primera vez para el Ibagué Ciudad Rock y no pasamos, recuerdo que para esa vez que hubo convocatoria, fuimos de las únicas bandas con una mujer que se inscribieron en esa época. Yo me di a la tarea de preguntarle a mucha gente y a muchas chicas, que en esa época la mayoría de bandas que habían pasado eran de metal (todas conformadas por hombres), les preguntaba que por qué no habían chicas en sus bandas y muchos me decían: “es que las mujeres no tocan metal”, “las mujeres no cantan metal”, “es que es mi novia y ella hace es otra cosa”; luego le pregunté a las chicas por qué nunca se toman la batuta de hacer algo y respondían de la misma forma: “es que esa música la hacen solo los hombres”, “soy la novia de él y vine a acompañarlo”. Más que todo en la escena del metal, las chicas se limitan diciendo que no son capaces de tocar o cantar así. En mi caso, antes de que aprendiera a cantar así, yo veía otras bandas y pensaba que algún día iba a cantar así. Pero es cuestión de tomar la decisión de querer hacerlo porque me gusta y me nace y quiero empezar a hacer algo que valga la pena. También se ve mucho la misoginia y las mujeres se limitan. Ahí se ve la comparación de la escena del metal y del punk, porque en el punk es todo lo contrario, las mujeres participan mucho más, hacen toques de solo mujeres. Hace poco que estuve en Ibagué, se tomaron el Parque Galarza haciendo punk.

El punk se está moviendo no solo en Ibagué sino también en el eje cafetero y no se está limitando solo a decir “somos punk y ya” sino que la gente se está tomando las calles, los espacios, las chicas se están empoderando de la música y los espacios artísticos. Por eso, la escena del punk en Colombia es muy importante y da mucho ejemplo a otras partes porque cuando viene gente de otros países dicen lo mismo, que aquí en Ibagué y en Colombia se ve mucho la participación de la mujer, se ve que el punk está haciendo otras cosas. Entonces yo lo veo así, que a veces la participación de nosotras es limitada porque nosotras mismas nos limitamos.

No pedimos un número exacto, pero podrían arriesgarse a decirnos aproximadamente, ¿cuántas bandas de punk en Colombia conocen con participación de mujeres?

Juliana: En este momento hay muchas. Yo podía mencionar cuál es mi favorita, que es una banda de culto, las pioneras de Polikarpa y sus Viciosas. También está I.R.A. con Mónica, está Fértil Miseria. Hablando de bandas más pequeñas están Caverna, Final, UZI, Tumbas (no más mencionando Bogotá); en Ibagué esta Complot, Putos Todos, Paranoia Mental; en el Eje Cafetero hay muchas, están las Cucarachas Muertas, Riot Rebels, Inopia, Rígida… en estos momentos hay muchísimas bandas donde las chicas están siendo parte. Ahora más que nunca es que la mujer se está empoderando.

German: Yo creería que hay más de 100. Está Igor, Discidentes, Ruda, From Hell, Ruido de Mamíferas… las bandas pioneras son las que siguen manteniendo su estatus de reconocimiento, pero hay mucha banda de chicas. Lo que les digo, en el punk la gente no se pone a esperar a ser un músico virtuoso. Yo por lo menos veo a las chicas de Complot acá en Ibagué, son tres nenas donde hay una de 16 años que tiene la decisión de hacerlo y con el tiempo se va a ir construyendo hacia una mejor música, así como lo han hecho la bajista y baterista.

Juliana: La escena del punk no es una escena que juzga, por eso las chicas se han decidido a hacer cosas. Como les mencionaba cuando me puse a preguntar en el Ibagué Ciudad Rock que los hombres me decían que para tocar metal hay que ser virtuoso, entonces por eso las mujeres como que se limitan al ver más prejuicio en cuanto a la música, que hay que ser perfecto, que hay que tocar lo más perfecto para ser metalero. En el punk muchos hombres animan a las chicas a hacer cosas, se ve que a los chicos también les interesa la participación de las mujeres. 

¿Para cuándo podemos comprar el nuevo material? ¿En qué fecha podemos esperarlo?

Juliana: No sé para qué fecha. Nosotros ya grabamos y eso ya está que sale, por mucho un par de meses.

Germán: Estamos grabando un nuevo álbum con ocho canciones nuevas y un cover. Empezamos el año pasado cuando nos encerraron, ya teníamos algunas ideas. Yo creo que por ahí en dos meses está. Vamos a ver si se prensa en vinilo y si se puede girar en Europa. Lo importante es poder difundirlo, creemos que ya en unos dos meses estaría listo.

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*Les recomendamos la lectura de la tesis de Juliana Montesino para el programa de Sociología de la Universidad del Tolima: Ibagué Punk: análisis histórico-cultural.

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